Calor Oceánico
Actualmente existe un incremento en la frecuencia de ondas de calor en los océanos, lo que ha ocasionado diversos efectos negativos en los ecosistemas marinos del Caribe.
Ondas de calor
Las ondas de calor pueden afectar de diferentes maneras a los ecosistemas, especialmente a los ecosistemas más sensibles a los cambios en la temperatura, como es el caso de los arrecifes coralinos, poniendo en grave peligro a la biodiversidad, la belleza y la gran cantidad de servicios ecosistémicos que los arrecifes coralinos ofrecen.
Estas ondas de calor oceánico suceden debido al incremento de la temperatura del mar. Se caracterizan por ser periodos en los cuales la temperatura del mar supera los valores “usuales” observados en cierto periodo de tiempo, por lo que son considerados eventos de calor extremo.
El estrés por calor es uno de los principales causantes del blanqueamiento de coral. Este fenómeno ocurre cuando los corales pierden al simbionte que lo provee de gran parte de su energía.
Blanqueamiento de coral
El blanqueamiento puede ocasionar mortalidad masiva y mayor vulnerabilidad frente a enfermedades, dejando a los principales constructores de este ecosistema en una situación de elevado riesgo.
En los últimos años, estos eventos de blanqueamiento han sido cada vez más frecuentes debido a la constante exposición a ondas de calor extremo en los océanos.
En el caso de los arrecifes coralinos del Caribe se han presentado diversos eventos de estrés por calor extremo desde 1985, entre los que se destacan los años de 1998, 2005, 2010-2011 y 2014-2017. Durante estos eventos más del 30% de los arrecifes coralinos de la región presentaron un riesgo al blanqueamiento, debido a que estos arrecifes se vieron expuestos a un estrés por calor muy elevado.
Incremento a la exposición al estrés por calor
Cabe destacar que en el Caribe existe una tendencia del incremento a la exposición al estrés por calor, siendo esta situación cada vez más frecuente, especialmente a partir del año 2003. Esto puede también estar ocasionando efectos negativos crónicos en los corales y otros organismos marinos de la región, provocando que estos disminuyan su capacidad de reproducción y de crecimiento.
Además de este constante impacto crónico, en los últimos dos años se ha estado observando una elevada exposición al calor oceánico en los arrecifes coralinos, especialmente en algunas regiones como el Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), en el cual se observó un elevado estrés por calor durante los años de 2019 y 2020.
Exposición al estrés por calor acumulado utilizando el indicador de grados de semanas calientes (DHW, por sus siglas en inglés). Fuente: elaboración Israel Muñiz Castillo, CINVESTAV México.
Métodos de detección
Existen diversas herramientas tecnológicas que nos permiten identificar estos eventos de calor oceánico, ya sea a partir de satélites que ofrecen imágenes de la superficie de la tierra y de diferentes aspectos físicos, tales como la temperatura superficial del mar que es un indicador fundamental de estos eventos.
No obstante, también existen algunas herramientas como dispositivos o termómetros que pueden ser situados en los ecosistemas marinos a diferentes profundidades y conocer así la variación de la temperatura con mayor precisión.
La forma más evidente de reducir estos impactos ocasionados por las ondas de calor extremo es atacar el cambio climático antropogénico, promoviendo mejores conductas de consumo y planes de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
Además, es de gran relevancia tener herramientas que nos permitan predecir estos fenómenos y su potencial impacto en los ecosistemas marinos, por lo que la creación de sistemas de alerta temprana regionales o globales pueden ayudar en gran manera a establecer planes de monitoreo, conservación y rehabilitación.