¿Qué es un huracán?
Un huracán es una tormenta de rápida formación originada sobre un océano que debe estar, al menos, a 26 °C. Esta temperatura permite su formación y requiere del calor del océano para sostenerse, pero tan pronto los huracanes tocan tierra, pierden su energía.
Según la región del planeta donde se desarrolle, un huracán puede ser llamado ciclón o tifón. Los huracanes de la cuenca del Atlántico Norte (Golfo de México y Caribe) se originan como tormentas en la costa oeste del África tropical. El aumento continuado de la temperatura de la superficie del océano Atlántico (SST) está detrás del incremento de la frecuencia e intensidad de los huracanes en el Caribe. En esta región, la temporada de huracanes abarca los meses de junio a noviembre principalmente.
- Categoría 1: vientos sostenidos de 119 – 153 km/h
- Categoría 2: vientos sostenidos de 154 – 177 km/h
- Categoría 3: vientos sostenidos de 178 – 208 km/h
- Categoría 4: vientos sostenidos de 209 – 251 km/h
- Categoría 5: vientos sostenidos de > 251 km/h
En velocidades inferiores a 119 km/h, estos eventos climáticos se conocen como Tormentas Tropicales (velocidades sostenidas de viento 63-118 km/h) y quedan registradas, junto con los huracanes, con nombres propios siguiendo las letras del alfabeto latino.
Megatemporada de huracanes en 2020
Se tienen registros de huracanes desde el año 1850 que permiten establecer, en el Atlántico Norte, un promedio anual de 12 tormentas nombradas, donde 6 de ellas fueron huracanes. Entre estos, 3 de ellos fueron huracanes mayores o iguales a Categoría 3.
Si estos datos se comparan con los registrados en 2020, este año sostuvo 30 tormentas nombradas, 13 huracanes y 6 huracanes iguales o mayores a Categoría 3, una cifra muy por encima del promedio anual. La actividad ciclónica del 2020 fue tan intensa que hubo que acceder al alfabeto griego para nombrar las diez últimas tormentas nombradas.
En la región del Caribe (México, Centroamérica y el Caribe) se ha observado un incremento de la frecuencia e intensidad de los huracanes, pasando de 93 tormentas nombradas y 17 huracanes, iguales o superiores a Categoría 3 entre el 1980 – 1989 a 155 tormentas nombradas y 30 huracanes iguales o superiores a Categoría 3 entre el 2010 y el 2019.
¿Qué daños dejan los huracanes?
El calentamiento global está afectando a los huracanes de varias maneras:
Manglar dañado en Cozumel (México) tras los huracanes de 2005. Fuente: Jorge Herrera, CINVESTAV
- Los ha vuelto más frecuentes (el océano está cada vez más frecuentemente por encima de 26 °C)
- Los ha vuelto más intensos (la intensidad depende del viento y el viento depende del calor del océano)
- Ha reducido su velocidad de traslación (el ojo del huracán avanza a velocidades cada vez menores. Como ejemplo, el huracán Sally en 2020 avanzó a velocidades de 3 km/h sobre Texas)
- Ha aumentado la cantidad de lluvia que acompaña a los huracanes (atmósferas más calientes contienen mayor humedad)
- Ha incrementado sus impactos fuera del trópico y a distancias más alejadas de la costa (a mayor energía más tiempo sobreviven activos fuera del océano)
Las Tormentas Tropicales también han aumentado mucho en el Caribe y, a pesar de ser menos intensas en viento, acumulan grandes concentraciones de precipitación debido a la temperatura de la atmósfera, cada vez más caliente, que acumula más humedad. En los ecosistemas costeros de manglares, los daños de las tormentas y los huracanes actualmente no son causados tanto por la fuerza física del viento (desraizamiento, defoliación y tumba de árboles), sino por las enormes cantidades de lluvia que inundan las áreas afectadas.
En muchas ocasiones, la fuerza física del viento bloquea y socava los canales de desagüe de los manglares y mantiene las zonas inundadas el suficiente tiempo como para matarlos.
En el caso de los ecosistemas marinos, los arrecifes de poca profundidad sufren el daño cinético de los huracanes, dando como resultado la ruptura de las estructuras coralinas.